El agujero de la capa del ozono de la Antártida, que fluctúa siguiendo pautas estacionales, alcanzó su circunferencia máxima de 2009 a fines de septiembre, según las mediciones realizadas por investigadores de la NOAA. Un poco más pequeño que América del Norte, el agujero abarcó 23,8 millones de kilómetros cuadrados, según las observaciones por satélite de la NOAA. Esta extensión es la décima más grande desde que comenzaron las mediciones por satélite en 1979.
La capa de ozono sobre la Estación Polo Sur, en la Antártida, también alcanzó su punto más débil del año el 26 de septiembre. Medido en Unidades Dobson (UD), que indican la cantidad de ozono en una columna vertical de aire, el bajo nivel de 2009 (98 UD) es el séptimo más pequeño desde 1986. El récord (mínimo) de 89 UD se registró el 6 de octubre de 1993.
La capa de ozono protege a la Tierra de la nociva radiación ultravioleta. Sin embargo, ha sido dañada por compuestos producidos por el hombre, conocidos como clorofluorocarbonos, o CFCs, que la destruyen mediante la liberación de bromo y cloro en la atmósfera. Los acuerdos internacionales han limitado estrictamente el uso de CFCs desde principios de la década de 1990.
El Protocolo de Montreal ha sido eficaz en la reducción de las emisiones de CFCs, pero sigue habiendo en la atmósfera concentraciones lo bastante altas como para conducir a una destrucción significativa del ozono en las regiones polares, tal como señala Bryan Johnson, jefe de proyecto para el Earth System Research Laboratory Ozonesonde Group, en Boulder, Colorado. "Monitorizar el ozono sobre la Antártida proporciona el criterio fundamental para determinar si estamos en el camino previsto hacia la recuperación, con arreglo a la tasa actual de disminución de los CFCs", explica Johnson.
Aunque los CFCs están disminuyendo lentamente en la atmósfera, los científicos predicen que el agujero de la capa de ozono no se recuperará completamente antes de 2060.
La capa de ozono sobre la Estación Polo Sur, en la Antártida, también alcanzó su punto más débil del año el 26 de septiembre. Medido en Unidades Dobson (UD), que indican la cantidad de ozono en una columna vertical de aire, el bajo nivel de 2009 (98 UD) es el séptimo más pequeño desde 1986. El récord (mínimo) de 89 UD se registró el 6 de octubre de 1993.
La capa de ozono protege a la Tierra de la nociva radiación ultravioleta. Sin embargo, ha sido dañada por compuestos producidos por el hombre, conocidos como clorofluorocarbonos, o CFCs, que la destruyen mediante la liberación de bromo y cloro en la atmósfera. Los acuerdos internacionales han limitado estrictamente el uso de CFCs desde principios de la década de 1990.
El Protocolo de Montreal ha sido eficaz en la reducción de las emisiones de CFCs, pero sigue habiendo en la atmósfera concentraciones lo bastante altas como para conducir a una destrucción significativa del ozono en las regiones polares, tal como señala Bryan Johnson, jefe de proyecto para el Earth System Research Laboratory Ozonesonde Group, en Boulder, Colorado. "Monitorizar el ozono sobre la Antártida proporciona el criterio fundamental para determinar si estamos en el camino previsto hacia la recuperación, con arreglo a la tasa actual de disminución de los CFCs", explica Johnson.
Aunque los CFCs están disminuyendo lentamente en la atmósfera, los científicos predicen que el agujero de la capa de ozono no se recuperará completamente antes de 2060.
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